Artículo de nuestra socia cofundadora Marta Méndez Pichot, publicado el 21 de abril de 2020 en El Periódico.

El cierre de los juzgados, una oportunidad para la mediación

Si una empresa incumple un contrato con un proveedor/cliente, ¿encontrarán estos la solución en los juzgados? La respuesta es: ahora no. Suena increíble, pero así es: el covid-19 ha paralizado el planeta, y consecuentemente ha llevado al cierre de los juzgados.

El pasado 14 de marzo, la Comisión Permanente del CGPJ adoptó la decisión -mientras esté vigente el estado de alarma- de que los conflictos no podrían resolverse judicialmente hasta que no finalizara dicho estado, a su vez se suspendieron en todo el territorio nacional español las actuaciones judiciales programadas y los plazos procesales.

El cierre de los juzgados era una medida inimaginable para los profesionales que nos dedicamos a la resolución judicial o extrajudicial de conflictos. Algunos profesionales lo consideran un descalabro.

La opinión de muchos juristas coincide en que se avecina una ‘tormenta perfecta’ que descargará sobre los tribunales.

Venimos de un sistema judicial colapsado y desbordado en todas las órdenes jurisdiccionales, pero su saturación será peor después de la aparición del covid-19.

Alud de demandas

Cuando las aguas vuelvan a su cauce, se levante la suspensión y se restablezca el funcionamiento normal de los juzgados y tribunales, se prevé que el retraso en la resolución de los procesos judiciales será aún mayor del que ya es habitual, porque se tendrá que retomar la tramitación de los ya iniciados con anterioridad al estado de alarma, a los iniciados en virtud de la resolución del ministro de Justicia de 13 de abril, así como admitir a trámite una cantidad ingente de nuevas demandas fruto de esta hibernación judicial.

Al acecho están un alud de demandas motivadas por incumplimientos contractuales, de prestación de servicios, de compraventa de productos o de transporte, por divergencias en la interpretación de los contratos de franquicia, entre otros.

El cierre de los juzgados, una oportunidad para la mediación

La suspensión judicial ha paralizado la resolución de miles de conflictos comerciales y el retraso en su resolución. Ello implicará para las empresas una pérdida económica importante.

Sin embargo, este escenario es también la oportunidad para que empresarios, autónomos y operadores jurídicos se planteen gestionar las disputas comerciales a través de sistemas de resolución alternativa de conflictos como la mediación: un proceso voluntario, confidencial, en el que las partes mantienen el control del procedimiento y donde interviene un profesional imparcial que facilita llegar a acuerdos que permitan preservar las relaciones comerciales y supongan un ahorro en los costes derivados del conflicto y su resolución.

Así que, el conflicto contractual se puede abordar de forma inmediata y resolverse en días (o pocas semanas) durante el Estado de alarma al que nos obliga el covid-19, sin tener que esperar a que los juzgados reanuden su normal actividad.

La mediación es la mejor opción para resolver un conflicto comercial.

En este sentido, la Octava Auditoría de Mediación del CEDR (2018), realizada en colaboración con el Consejo de Mediación Civil y el Instituto Internacional para la Prevención y Resolución de Conflictos (CPR), concreta que en el Reino Unido se llevaron a cabo una media de 12.000 mediaciones comerciales anuales.

El valor total de los casos mediados al año fue de 11.500 millones de libras, y a su vez, las empresas se ahorraron 3.000 millones de libras que, en el caso de haber acudido a los tribunales, se hubiesen gastado en costes de tiempo de gestión, en la recuperación de las relaciones comerciales dañadas, en recuperar la productividad perdida y en honorarios profesionales.

No podemos olvidar tampoco, de importancia vital en estos tiempos, las herramientas tecnológicas que nos permiten agilizar procesos, inmediatez en las comunicaciones y resoluciones de conflictos de forma eficaz, segura y rápida, a través de la mediación ‘on-line’.

Los sistemas de resolución alternativa de conflictos permiten a las empresas decidir, para cada problema, qué sistema es el más adecuado para resolverlo y hoy, en tiempos de covid-19, y ante el chaparrón que caerá sobre un sistema judicial desgastado, la mediación es la solución.

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